viernes, 29 de enero de 2010

Reminiscencias de días pasados: Cuando duermo

Cuando duermo, todo se transforma en una alegoría de lo que pudiera ser pero que no es.

Los rostros se vuelven gigantes, asimétricos; los sonidos más agudos o graves; y las imágenes, esas simplemente confunden la mente.

Nada tiene sentido si estuviera despierta, pero de extraña manera en ese momento si lo tiene.

Y de pronto, los problemas tienen resoluciones lógicas, en las que no puedo pensar cuando estoy despierta; y la creatividad, la imaginación, toman vida por su propia cuenta y crean escenarios que jamás he visto con mis ojos. Los colores se ven vivos y las sensaciones se intensifican.

El reloj y las horas, el tiempo se presenta, todo se desvanece y cambio de escenario en el que hay un cuarto, un escritorio, un librero, un espejo, un teléfono y una alarma que suena constantemente llevándome de regreso a una realidad ya conocida.